Diferencia entre revisiones de «Introducción al análisis financiero en Finanzas»

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Wikilibro: Finanzas > Capítulo 3: Análisis de Estados Financieros

Sección 1

Introducción al análisis financiero

Concepto de Análisis Financiero

Podemos definir el Análisis Financiero como el conjunto de técnicas utilizadas para diagnosticar la situación y perspectivas de la empresa. El fin fundamental del análisis financiero es poder tomar decisiones adecuadas en el ámbito de la empresa.

Estas técnicas se basan principalmente en la información contenida en los estados financieros y pretenden realizar un diagnóstico de la empresa que permita obtener conclusiones sobre la marcha del negocio y su evolución futura.

El análisis debe aportar perspectivas que reduzcan el ámbito de las conjeturas, y por lo tanto las dudas que planean cuando se trata de decidir. Con el análisis se transforman grandes masas de datos en información selectiva ayudando a que las decisiones se adopten de forma sistemática y racional, minimizando el riesgo de errores.

El análisis financiero no es solamente relevante para quienes desempeñan la responsabilidad financiera en la empresa. Su utilidad se extiende a todos aquellos agentes interesados en la empresa, su situación actual y la evolución previsible de esta. Distinguimos por lo tanto dos diferentes perspectivas en lo que al interés del análisis se refiere:

Perspectiva interna: el análisis financiero será de capital importancia para quienes dirigen la empresa. A través del análisis podrán tomar decisiones que corrijan desequilibrios, así como analizar y anticipar tanto riesgos como oportunidades. En definitiva el correcto conocimiento de las variables económico financieras de la empresa permitirán su gestión diaria además de la planificación de su desarrollo futuro.

Perspectiva externa: a todos aquellos agentes interesados en conocer la situación y la evolución previsible. Dentro de esta categoría encontraremos innumerables agentes para quienes la evolución de la empresa es relevante: los clientes, los proveedores, los posibles inversores, diferentes tipos de acreedores, analistas, empleados, reguladores, autoridades fiscales, laborales, etc. En definitiva nos estamos refiriendo a todos los stakeholders de la compañía, término mediante el cual nos referimos a todos aquellos agentes económicos o sociales con interés en la empresa, de forma directa o de forma indirecta.

El espectro del análisis financiero es muy amplio. Mencionaremos primero el análisis financiero que denominaremos profesional, y que es desarrollado por analistas expertos que facilitan dicho análisis a los diferentes inversores. Este análisis profesional se realiza, como una línea más de negocio, en los intermediarios financieros, principalmente bancos y sociedades de inversión. El objetivo de dicho análisis es informar a los posibles inversores de la situación patrimonial de la empresa en cuestión, de sus perspectivas de futuro o de la valoración de la estrategia de la misma. Este tipo de análisis se denomina análisis fundamental ya que se basa en los parámetros y variables económicas, financieras, de producción y de negocio fundamentales de la compañía. El análisis profesional tiene como finalidad última proveer una recomendación de inversión para lo cual acaba facilitando un precio objetivo para la acción de la sociedad. El análisis fundamental basa sus recomendaciones en parámetros reales u objetivos y por ello normalmente concluye con un precio que difiere del precio de mercado en el momento de realización del análisis. Esto se produce por que se asume que los mercados de valores son ineficientes a corto plazo, o lo que es lo mismo, los precios que determinan los mercados se ven influenciados por otros factores no necesariamente equivalentes a los objetivos o reales. A largo plazo se entiende que la empresa valdrá lo que determinen esos factores fundamentales, que en definitiva reflejan la consistencia y solidez patrimonial de la empresa, su gestión, su posición en el mercado y su potencia económica.

El análisis financiero que no obstante más nos interesará, y que desarrollaremos en detalle, no será el profesional sino el que necesitaremos como empresarios o gestores, como clientes o proveedores de cualquier empresa. Este análisis nos permitirá tomar decisiones relativas a la estructura patrimonial de la empresa, para corregir posibles desequilibrios presentes o futuros, adoptar decisiones de inversión y financiación, decisiones de compra o venta, o decisiones de gestión diaria que mejoren el desarrollo de la empresa.

En cualquier caso las técnicas son únicas y comunes para todo tipo de análisis, bien sea el profesional o el que produciremos para nuestra gestión empresarial diaria.


El análisis de la Rentabilidad, la Liquidez y la Solvencia

El análisis financiero debe aportarnos información sobre los tres siguientes aspectos fundamentales:

En primer lugar la rentabilidad, es decir los resultados, su calidad, composición, evolución y tendencia. De la cifra de resultados lo que verdaderamente importa no es su valor absoluto, grande o no. Lo que nos interesa para anticipar el horizonte al que se enfrenta la empresa es su calidad y composición, es decir, si provienen del core business de la compañía o si por el contrario se han generado en actuaciones financieras o extraordinarias; su evolución, es decir si presentan una trayectoria estable y consistente; y su tendencia, es decir, si se puede anticipar si los mismos previsiblemente mantendrán el nivel actual, lo incrementarán o si por el contrario decrecerán.

El Financial Accounting Standards Board (FASB) es el organismo privado que en Los Estados Unidos establece los estándares para la contabilidad financiera, estándares que determinan la preparación de información financiera de todas las empresas y entidades no públicas. El FASB elabora un decálogo que define que son los beneficios de calidad y que analizaremos en detalle cuanto más adelante hablemos de la información contenida en la cuenta de pérdidas y ganancias. De momento los enunciamos:

1. Determinados por principios contables prudentes 2. Potencialmente repartibles en efectivo 3. Poco volátiles 4. Relacionados con el core business de la compañía 5. Repetibles 6. Que se aproximen a la realidad objetiva y que no se basen en enfoques optimistas 7. Que no se basen en una exageración de los recursos realizables 8. Acompañados por un balance sin sorpresas potenciales (exceso de intangibles?) 9. Procedentes de operaciones y no de actuaciones financieras 10. Comprensibles


En segundo lugar la situación financiera a corto plazo, es decir la liquidez, o la capacidad de atender las deudas y compromisos a corto plazo, el tamaño y composición del capital circulante, su rotación, el período de maduración de la empresa y la generación de tesorería en las actividades de explotación.

Si bien el horizonte temporal al que se debe enfrentar la empresa es siempre el largo/muy largo plazo (con la, si cabe, única excepción de los casos de uniones temporales de empresas) también es imprescindible la gestión del día a día de la empresa, el corto y muy corto plazo. Todas las empresas necesitan liquidez para desarrollar sus actividades productivas o de servicios. La empresas generan necesidades operativas de fondos para su desarrollo. Es obligación de los gestores de las empresas asegurar aquella estructura operativa y de financiación que permita cumplir con las obligaciones de pago inmediatas.

Una empresa correctamente capitalizada, adecuadamente financiada, pero con situación de iliquidez, no sobrevivirá. Asistimos en la crisis económica de finales de 2007 a un claro ejemplo de cómo empresas inicialmente bien estructuradas sucumben ante la incapacidad de hacer frente a sus compromisos inmediatos de pago.

En tercer lugar, la situación financiera a largo plazo, es decir la solvencia, o la capacidad de atender las deudas a largo plazo, la estructura de las inversiones, las fuentes de financiación; la capacidad, estructura y conveniencia del endeudamiento; la estimación de resultados en períodos futuros.

Como decíamos anteriormente el horizonte temporal al que se enfrenta la empresa es siempre el largo/muy largo plazo. Es en el largo plazo donde la empresa adquiere su verdadero significado, desarrollándose, creciendo, aumentando sus ventas y su rentabilidad.

La estabilidad y pervivencia a largo plazo pasa forzosamente por garantizar la solvencia, y ello se conseguirá entendiendo y adecuando la estructura patrimonial de la empresa a su actividad productiva, dotándola del capital necesario, financiándola a corto, medio y largo plazo, adoptando decisiones razonadas de inversión y financiación, capitalizando beneficios y repartiendo dividendos.


El análisis financiero y el diagnostico empresarial. Alcance.

Ninguna de estas decisiones es irrelevante o simplemente casual. Todas las decisiones que tomemos en el ámbito empresarial han de basarse en el mayor número de datos objetivos posible, y como en cualquier ámbito científico (la economía lo es) deben responder a relaciones lógicas, a equilibrios. El análisis financiero nos permitirá no sólo un diagnóstico empresarial correcto, sino la toma de decisiones razonadas y en las que la incertidumbre se vea reducida a la menor de las expresiones.

Es evidente que las empresas se enfrentan a factores externos de diversa índole, crisis, cambios en los mercados, cambios tecnológicos, competencia, e incluso la mala suerte. Todos estos factores condicionan su evolución. Se trata de adaptarse o de sacar el máximo provecho de ellos.

Si bien los periodos de crisis afectan a todos los agentes económicos, no a todos lo hacen en la misma medida. Baste como ejemplo de esta afirmación la experiencia vivida en la crisis financiera de 2007 que nos muestra la caída o debilitación extrema de entidades y empresas en otro momento supuestamente invulnerables, a la vez que contemplamos como otras transitan a través de la crisis de manera bien distinta, emergiendo como auténticos ganadores incluso en periodos de alta inestabilidad e incertidumbre (caso de Caso Citigroup versus Banco Santander).

Los factores externos no son controlables por las empresas. Pero existen otros factores, internos, que si deben ser controlados, y en eso descansa fundamentalmente la correcta gestión de los negocios.

Según estudios realizados en el mercado norteamericano en más del 90% de los casos analizados la incompetencia sería la principal causa en las suspensiones de pagos.

Incompetencia o lo que es lo mismo, falta de previsión o la adopción de medidas y decisiones incorrectamente fundamentadas. La falta de un diagnóstico empresarial correcto es indicativo de incompetencia.

El correcto diagnóstico de la empresa ayuda a conseguir los objetivos que comparten todas las empresas, y que se pueden resumir en los tres siguientes principios:

• Sobrevivir. La misión de la empresa es seguir funcionando a lo largo del tiempo y para ello será necesario que sea capaz de atender todos sus compromisos presentes y futuros.


• Ser rentables. Las empresas nacen y existen para ser rentables. Muchas veces se confunde esta afirmación con un mal entendido concepto de codicia. Nada más lejos. La empresa necesita generar beneficios para retribuir a sus accionistas, para compensar a sus empleados, para pagar a sus acreedores, para comprar y financiar invertir. La rentabilidad es una obligación de la empresa y de sus gestores.

• Crecer. La empresa, para sobrevivir y ser rentable, necesitará aumentar sus ventas, su cuota de mercado y los beneficios hasta donde sea razonable y prudentemente posible.


Teniendo en cuenta los anteriores objetivos, el análisis financiero nos permitirá identificar aspectos esenciales para la salud de la empresa. Lo contrario, la falta de un diagnóstico correcto impedirá identificar las siguientes situaciones, a modo de ejemplo:

Estructuras inadecuadas de costes, que conduzcan a márgenes reducidos, costes de producción superiores a los de la competencia o costes de estructura excesivos.

Estructuras organizativas ineficientes, que impidan un seguimiento adecuado de nuevas actividades productivas, o que oculten unidades de negocio con pérdidas continuadas sin que se tomen las medidas correctoras adecuadas.

Problemas financieros, como lo es la falta de una adecuada capitalización o un exceso de endeudamiento. Igualmente un crecimiento demasiado acelerado para las posibilidades financieras de la empresa.

Problemas comerciales como pueden ser la obsolescencia de los productos o líneas de negocio o la poca/excesiva diversificación.

Problemas de Recursos Humanos como lo es la falta de productividad, factor éste que merece un profundo análisis y seguimiento.

El diagnóstico de la empresa es la consecuencia del análisis de todos los datos relevantes de la misma, informa de sus puntos fuertes y débiles.

Para que el AF sea útil:

• Debe basarse en el análisis de todos los datos relevantes • Debe hacerse a tiempo • Ha de ser correcto • Debe ir acompañado de las medidas correctoras adecuadas

Cuando no se dan todas las circunstancias anteriores se está ante una situación de incompetencia.


Aunque suene a tópico a diario nos enfrentamos a situaciones de incompetencia tal y como la hemos definido. Así, asistimos a decisiones de inversión adoptadas sin haber realizado un diagnóstico previo u observado la evolución de la situación económico-financiera de la correspondiente inversión.

Observamos como todavía algunas empresas venden a crédito sin analizar a fondo las cuentas de sus clientes, o como inversores compran participaciones en empresas sin analizar sus cuentas anuales.

Una pregunta interesante es ¿cuantos directivos se incorporan a una nueva empresa sin analizar sus cuentas anuales? Es evidente que esta comprobación puede no ser necesaria tratándose de grandes empresas o multinacionales, pero debiera ser un ejercicio de responsabilidad en la mayoría de los casos.

Decíamos que el diagnóstico debe ser a tiempo. Para ello se debe contar con contabilidad, o información financiera, económica o de producción precisa y al día. La producción de una contabilidad o información de gestión fiable y consistente es tan importante para la empresa como la producción de productos o la prestación de servicios de alta calidad y competitivos.

Un diagnóstico completo debe incorporar todos los factores que condicionan o determinan el desarrollo de la empresa. No sólo es imprescindible un detallado y profundo análisis de los estados financieros de la empresa. Tanta importancia tendrán otros factores en el futuro de la empresa. A modo de ejemplo deberemos analizar las siguientes áreas:

Su organización, o lo que es lo mismo, los objetivos de la empresa, su estructura jurídica y orgánica, así como los sistemas que los administradores y gestores han implantado para garantizar la correcta administración y control de la compañía.

La información económico-financiera, que implica el conocimiento y análisis de los resultados económicos, los costes y márgenes, la situación financiera y su evolución.

La política comercial o de marketing, que nos permita conocer el mercado en el que opera la empresa, la competencia a la que se enfrenta, sus productos y la forma en que estos llegan a los mercados y clientes, su distribución.

El planteamiento industrial, es decir, la gestión tecnológica, la investigación, el desarrollo, la innovación, los procesos de fabricación.

Y quizá el más importante, el capital humano. Son las personas las que identifican o crean las oportunidades competitivas. Es por ello imprescindible a la hora de emitir un diagnóstico sobre una empresa, sobre su potencial y su desarrollo previsto, conocer la cualificación de sus empleados, los esquemas de compensación que motiven a la plantilla o la política de formación que asegure el desarrollo del talento interno.

Los analistas financieros profesionales suelen ser expertos en el sector económico que analizan. No se pretende en este mundo de analistas tan especializado que haya expertos en todos los sectores. Eso no es posible. Su especialización en un sector específico, sea el de los bancos, el de las empresas energéticas o en la industria minera, les permite emitir valoraciones razonadas y basadas en un conocimiento exhaustivo de los factores de éxito y condicionantes de la industria en concreto. Esta especialización por sectores permite opiniones autorizadas que emanan de un conocimiento exclusivo de los parámetros fundamentales de la industria.

Estos analistas profesionales no hacen sino lo mismo que debe hacer cualquier gestor responsable, fundamentar decisiones en el conocimiento exhaustivo de los parámetros y variables fundamentales de su empresa y del sector económico en el que ésta opera.

No debemos olvidar que la economía es una ciencia social, y por lo tanto afectada por innumerables factores fuera del control de la empresa. Adicionalmente, la información contable, base necesaria para el análisis financiero presenta claras limitaciones:

• Son datos históricos que explican el pasado. El futuro en este caso son simples proyecciones. • Son datos estáticos. Analizamos cuentas anuales, balances mensuales, cuentas de resultados trimestrales, etc. Deberemos ampliar nuestras bases de análisis con comparativas inter-temporales. • La posibilidad de errores de presentación de las cuentas anuales y la contabilidad, sean fortuitos o intencionados.

Si adicionalmente tenemos en cuenta que el objetivo fundamental del análisis financiero es la toma de decisiones deberemos siempre actuar con la debida precaución a la hora de extraer conclusiones.

Resumiendo podemos decir que el análisis financiero es una disciplina de naturaleza contable (¡pero no sólo contable!) que trata, a partir de los estados financieros (¡y otra información cuantitativa, cualitativa y de mercado!) de conocer la evolución económica (rentabilidad) y financiera (solvencia) de la empresa, las causas de los cambios en dicha situación, así como poder estimar y predecir el futuro de la misma.

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Primera lectura e interpretación de los estados financieros de la empresa