Principales actuaciones en Energías renovables y eficiencia energética
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Sección 3
El desarrollo económico de los países ha demostrado que existen modelos muy diferentes de crecimiento y consumo energético. Corea del Sur, por ejemplo, tiene una intensidad energética que prácticamente duplica la de Italia, pese a que la renta per cápita de ambos países es muy similar. A su vez, las economías de Rusia, Canadá y China tienen una intensidad energética muy alta pese a que el grado de desarrollo económico de los tres países es muy distinto.
En definitiva, existen modelos muy diferentes de crecimiento y de producción, en cuanto a su intensidad energética se refiere. Esta heterogeneidad demuestra la existencia de espacios para apostar por un modelo sostenible en el largo plazo, favoreciendo la transición de las economías hacia eslabones superiores de la cadena de valor, que permitan un aprovechamiento más eficiente de los recursos disponibles. La evolución de los precios del petróleo y la distribución geográfica de las reservas energéticas han condicionado las opciones energéticas de los países desarrollados desde hace más de tres décadas. Más recientemente, las preocupaciones ambientales, el intenso crecimiento de los países emergentes y la liberalización del sector en Europa, han venido caracterizando el marco de referencia de la política energética. A nivel internacional nuestro compromiso más importante está ligado al Protocolo de Kioto (aprobado por la Unión Europea en Febrero de 2002), instrumento internacional destinado a luchar contra el cambio climático y que representa el compromiso de la mayoría de Estados desarrollados de reducir las emisiones de los gases que producen el efecto invernadero. Para lograr los objetivos del protocolo de Kioto, la Unión Europea debe reducir conjuntamente sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 8 % con respecto al nivel de 1990 durante el periodo 2008 y 2012 1. Este objetivo se reparte de forma diferente entre cada uno de los Estados miembros. A escala global, el Protocolo de Kioto se ha mostrado insuficiente para producir un impacto significativo sobre el cambio climático, así que se están llevando negociaciones para lograr un acuerdo vinculante que incluya los países en vías de desarrollo con elevadas tasas de crecimiento, EE.UU y Australia (Bali 2007, Copenhague 2009 y Cancún 2010 no han conseguido los resultados esperados). La Unión Europea ha puesto en marcha distintas estrategias y medidas para reforzar las políticas nacionales de reducción de emisiones:
Los pilares fundamentales en los que se basa la Política Energética Europea son:
Ello se ha traducido en tres compromisos principales, que se conocen como el paquete energético de la UE (20-20-20) y que deben alcanzarse en 2020; los tres se encuentran íntimamente ligados entre sí y marcarán la política energética y medioambiental a medio y largo plazo:
Y todo ello se ha materializado en un Plan de Acción que incluye las siguientes medidas:
A nivel nacional, y para afrontar los retos señalados, las actuaciones en política energética se centra en:
Entre ellas destaca el desarrollo pendiente de las interconexiones internacionales con Francia y Portugal.
Por tanto y como conclusión, las políticas energéticas europeas, y por tanto nacional, apuntan a un mayor desarrollo de las energías renovables, la eficiencia energética, el carbón limpio y extensión de las nucleares y siempre condicionada por los principios básicos de: seguridad de suministro - Competitividad económica – Sostenibilidad medioambiental.
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