INTRODUCCIÓN en Construcción sostenible
Wikilibro: Construcción sostenible > Capítulo 6: Materiales sostenibles para la construcción |
Sección 1
La adecuación del mundo a las necesidades del hombre, desde que se establece en poblados y comienza a usar lo que la Naturaleza le ofrece, incluyendo los materiales para construir sus viviendas, ha provocado alteraciones en el medio natural de diversa índole y grado, intensificándose desorbitadamente en el último siglo.
A lo largo de la historia, el uso de los recursos naturales ha beneficiado al hombre, mejorando su calidad de vida, y garantizado su supervivencia frente a otras especies. Estos 6.000 años de actividad humana, nos han conducido a un alto nivel de desarrollo tecnológico, que si bien debieran garantizar nuestra supervivencia aún muchos milenios más, por el contrario amenaza con acabar definitivamente con el planeta y con la especie: el uso exhaustivo de recursos y la incontrolada emisión de gases y contaminantes ha generado desequilibrios en los sistemas naturales y transformaciones en la atmósfera y las aguas. En los últimos 50 años, los científicos de todo el mundo alertan a la población de los riesgos a los que nos enfrentamos si continuamos con las actuales conductas de producción y consumo, y no planteamos alternativas en el desarrollo de las actividades industriales, productivas, profesionales y de servicios. |
¿Por qué hablar de construcción sostenible???Si analizamos el empleo de los materiales de construcción en la historia de la edificación, llegamos a la conclusión de que hasta el siglo XVIII, se caracterizaba por la disponibilidad de los mismos en el entorno donde se construía, por cuestiones básicamente de movilidad, y precisaban de mínimos procesos de transformación, invirtiendo los constructores más ingenio que energía para la extracción de la materia prima (tierra, piedra, madera), el desbaste, la labra, y el corte en formato, usando su propia fuerza, la de sus animales, y una serie de herramientas y máquinas simples como cuñas de madera, palancas, o poleas. Los materiales tradicionales de construcción: tierra, piedra, ladrillos, cal, yeso y madera, perviven desde la antigüedad hasta nuestros días. Las estructuras de las edificaciones de muros de carga, hechos a base de tapial o adobe, se protegieron o revistieron con revocos de cal y yeso para evitar su deterioro, y se sustituyeron en edificios representativos por los de piedra o arcilla cocida con el objeto de garantizar su durabilidad a lo largo de la historia. Los forjados y cubiertas de madera, muy vulnerables ante el fuego, se sustituyen por bóvedas de piedra o ladrillo, y más tarde por perfiles metálicos. En el siglo XIX, con la invención de la máquina de vapor (Watt 1768) y el motor de combustión interna (Benz 1881), se estimula el progreso de la civilización, facilitando la transformación de materia prima, sustituyendo la producción artesanal por la seriada o industrial, y permitiendo el transporte a cualquier parte del mundo de los productos manufacturados, acelerando el desarrollo económico y tecnológico de los países, produciéndose incrementos notables y ascendentes del crecimiento demográfico, que obliga a construir viviendas de forma masiva, sobre todo a partir de la mitad del siglo XX (años 50), y disparando la demanda de productos de construcción, a costa del empleo masivo de los combustibles, desde el carbón al petróleo, y de daños irremediables al medioambiente. El cemento se comercializa intensivamente a partir de finales del XIX en todo el mundo revolucionando el mundo de la construcción, permitiendo reconstruir ciudades destrozadas por la guerra en muy poco tiempo, construir edificios en altura, reducir el espacio ocupado por la estructura, y mejorar las prestaciones de las edificaciones. El uso de los materiales llamados de síntesis: los polímeros, obtenidos en un principio a partir de resinas vegetales, almidones y carbón, y en nuestros días a partir del petróleo, se extiende a todo el mundo a partir de los años 50, sobre todo para fabricar materiales de aislamiento y láminas de impermeabilización, instalaciones de fontanería, electricidad y revestimientos, en forma de placas, láminas y aditivos para morteros. En el siglo XX, las altas tasas de crecimiento demográfico (pasando en España de casi 19 millones de habitantes en 1900 a más de 40 en el año 2000), el desarrollo socioeconómico y el incremento de la renta per cápita, unidos a los objetivos de mejora de la calidad de vida de las personas y el incremento de las mínimas condiciones de confort y habitabilidad, han disparado el consumo en el sector de la Construcción en el mundo. El avance tecnológico en el sector industrial ha propiciado la producción de mejores materiales, de altas prestaciones técnicas, que optimizan los procesos de producción de edificios, tanto en el diseño (estructuras más ligeras, y de mejores aptitudes) como en su puesta en obra (mecanizada, de menor coste y más rápida), y en su mantenimiento, pero como ha sucedido en otros procesos productivos, no se han considerado los impactos negativos medioambientales que se producían en paralelo, ya que las necesidades de desarrollo lo justificaban, conduciendo al sector de la construcción a una situación insostenible que obliga a tomar medidas con carácter urgente, ya que la fabricación y uso de los materiales de construcción son los responsables del 40% de las extracciones de recursos naturales y de la producción de residuos, y del consumo del 40% de la energía primaria del país, y la dependencia de los combustibles fósiles es alta. Producir de forma sostenible es el reto que la industria de la construcción ha de alcanzar en este siglo XXI, promoviendo el proyecto y la ejecución de edificios e infraestructuras capaces de responder a los estándares de calidad y a los requisitos de la edificación exigidos por la sociedad, y producidos mediante prácticas constructivas responsables, que aseguren el respeto, la conservación y el desarrollo de los valores económicos, sociales y medioambientales del entorno. |
Imágenes y recursos Imágenes Partenón, Grecia La mezquita de Córdoba Laerdal, Noruega |
¿Qué hacer?Es preciso tomar medidas con carácter urgente. Necesitamos se promueva el diseño de nuevos productos y nuevos sistemas de producción, y se estimule la creatividad y la investigación científica y de carácter tecnológico. La producción y el consumo sostenibles requieren de un cambio de actitud en los agentes que intervienen en la industria de la construcción de edificios e infraestructuras, desde el usuario hasta la administración pública, pasando por fabricantes, constructores y técnicos:
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