La situación actual de crisis sanitaria, económica y social a la que nos enfrentamos, es una prueba de fuego para la verdadera responsabilidad social de las compañías y de sus propósitos corporativos.

Tenemos por delante un futuro incierto, en el que lo único seguro es que todos tenemos un objetivo común que nos une y por el que deberemos trabajar de manera cooperativa. Es por ello, que esta crisis puede convertirse en un acelerador de cambios necesarios y urgentes, aunando esfuerzos para alcanzar a mayor velocidad los objetivos de desarrollo sostenible.

Es un buen momento para reflexionar sobre cómo este impulso coyuntural a la responsabilidad corporativa, pueda perdurar a futuro y consolidarse de manera definitiva en las estrategias corporativas.