Transporte y Emisiones: La importancia de un cambio de rumbo

Mucho se está hablando últimamente sobre la manera de reducir las emisiones del transporte en España. Parece que nuestros políticos al fin han dado con la solución perfecta: Impuestos a los vehículos que más contaminan, prohibiciones de circulación en días clave y alguna otra medida futura que permanece cerrado bajo llave para que nadie patente tan brillante idea digna de un premio Nobel. Conclusión, paripé puntual y aparquemos el problema.

La gran realidad es que España tiene la meta de reducir los gases del transporte un 60% para mediado de siglo, 2050. Y esto no se va a llevar a cabo con impuestos sino promoviendo una electrificación en el transporte; bien sea de carretera, mercancías, ferrocarril o público. Actualmente en España el porcentaje eléctrico del parque móvil asciende al 0.4% del total y un 5% para mercancías. Los datos no son alentadores en comparación con otros países Europeos. Uno sale a la calle y son muy pocos los coches eléctricos que ve. No solo kilómetros nos separan de Amsterdam donde parece que Tesla se haya dedicado a regalar coches a modo de campaña publicitaria.

La fiscalidad que rige el territorio nacional impide en estos momentos un plan de actuación conjunta. Ello sumado a que los vehículos nuevos que emiten menos soportan mayor carga impositiva que los más antiguos. Urge una ley que suponga un giro radical, de una mayor coherencia a las cargas fiscales y establezca una estrategia para que esta recaudación se destine a implementar políticas que corrijan el problema. De lo contrario simplemente estaremos ante una medida recaudatoria muy atractiva de cara a las arcas del estado que simplemente se nutrirán de un problema al que nadie prestará interés por resolver.

En definitiva parece que nos encontramos ante un problema que por el momento todo el mundo reconoce y todo el mundo trata de tapar con medidas de un solo día. Es clave que los esfuerzos, advertencias y recomendaciones de expertos se traduzcan en una visión a futuro de nuestros políticos. Medidas como incentivos fiscales a vehículos eléctricos, garantizar el uso de renovables para los puntos de recarga, políticas de movilidad compartida deben implementarse de manera efectiva e inmediata si queremos tener una mínima opción de éxito en la reducción de emisiones. El conformismo de un solo día no puede ser una metodología.

Hay que abordar el problema como un mismo País, una estrategia conjunta más eficiente. Vivimos en los tiempos donde el avance de la tecnología, la innovación, el tan de moda Big Data y otras muchas herramientas deberían valer para iniciar un punto de inflexión. Estamos a tiempo siempre y cuando haya un compromiso real entre los diferentes grupos interesados y abandonemos esa política tan llena de fachada y tan vacía de contenido.


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