El proveedor manda?

Hemos analizado durante parte del módulo de Gestión de Suministro y Dirección de Operaciones, la tendencia en los sistemas actuales de producción, y en los sistemas modernos de compras, de reducir significativamente, o incluso suprimir las existencias de materias primas o componentes de fabricación en el productor, pasando a tener un aprovisionamiento en pequeñas cantidades y frecuente en el tiempo.

Estos sistemas en función de la demanda real de los productos, tienen una serie de ventajas innegables:

Ventajas económicas: al suponer una reducción de costes y liberación de activos para otros menesteres.

Ventajas productivas, al poderse controlar y auditar la fabricación mucho mejor con una producción en lotes pequeños sin almacenaje, en la que la cantidad a suministrar y producir es realmente la que el consumidor necesita (pull). Es más fácil detectar cuellos de botella, procesos que no generan valor, recursos limitantes, etc.

Ventajas en recursos humanos: Este sistema permite una adecuada gestión del tiempo de trabajo y debe suponer una mayor motivación laboral al producir lo que se está demandando por una parte y por otra poder dedicar tiempo a mejora continua, inspección, resolución de problemas etc que sin duda incidirán en la motivación de personal.

Claras ventajas todas ellas, tantas y tan importantes que debe hacer que las empresas productoras lo analicen detenidamente y lo implanten siempre que les sea posible. Pero, como es lógico todas estas ventajas tienen inconvenientes, unos riesgos altos, como sucede con las inversiones más lucrativas, hay que asumir mayores riesgos.

En las lecturas del módulo hemos hablado de los riesgos de fuerza mayor (catastrofes) o imprevistos (huelgas, conflictos…) y también hemos comentado la sensibilidad de la demanda, cambios tecnológicos que marcan nuevas tendencias, innovaciones que revolucionan el mercado o miedos; por ejemplo a posibles desabastecimientos antes noticias pesimistas.

Aparte de todo ello; yo veo un posible problema en la excesiva dependencia del proveedor que suponen estos sistemas, el proveedor va a gestionar el stock, va a tener que saber qué cantidad nos debe suministrar y cuando, debe conocer nuestro diseño y nuestro sistema de producción, en definitiva, debe tomar decisiones importantes sobre nuestras operaciones, además de mantener su negocio y tratar de obtener buenos resultados, independientemente de los nuestros. El proveedor que acepte ha de tener importantes contraprestaciones, el contrato de aprovisionamiento se convierte en el documento jurídico mas importante que se va a generar en el flujo económico de cliente-proveedor y su confección será larga y complicada.

En conclusión, los sistemas de producción tipo JIT, limitan el número de proveedores con capacidad y disposición para aprovisionarnos, han de tener un conocimiento exacto de nuestro mercado, una previsión de nuestra demandas muy precisa, una fuerte inversión en innovación para adecuarse a nuestros avances y una extraordinaria flexibilidad para darnos lo que necesitamos en el preciso momento que nos hace falta. No sería descabellado que por todo ello exigiera una parte de nuestros beneficios, acudir a nuestros comités de dirección y que su opinión sobre temas de producción fueran poco discutidos, tienen un enorme poder en definitiva.

Merece la pena producir sin stock con los riesgos citados?, si encontramos al proveedor que se comprometa a hacerlo y nos pueda garantizar o compensar económicamente las roturas de stock ¿porqué no?.

 

 


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