¿Miedo escénico?
¿Te domina el miedo escénico en las situaciones que requieren hablar en público?
Son muchos los que pasan un mal rato cuando tienen que hablar ante un grupo de personas. Y no solo en el momento de tener que enfrentarse a ello, también en los momentos previos e incluso algunos días antes.
El temor a que nos critiquen, a equivocarnos, a no conseguir el objetivo, nos produce una sensación de intranquilidad que hace que no descansemos bien, y que en el momento de hablar podamos experimentar temblores, voz inestable, sudoración de manos, aumento de la frecuencia cardiaca, dificultad al respirar, tensión muscular o perdida de concentración.
Recupero dos fotografías que considero reflejan muy bien donde querríamos meternos en esos momentos:
Fuente: http://compfight.com y http://www.gettyimages.es
Son muchas las ayudas que hemos visto estos días en clase para superar estos síntomas, por ejemplo:
- Visitar el lugar de exposición y controlar los medios audiovisuales.
- Llegar temprano.
- Vigilar la imagen personal.
- Hablar con el público antes de empezar.
- Tener preparada alguna anécdota o comentario.
- Pensar que el público es muy benevolente.
- Dirigir la vista a todo el auditorio. Focalizar y rotar la mirada.
- Hacer que el grupo hable.
Pues bien, tan solo quiero añadir alguna otra recomendación que he leído y encuentro interesante:
- Acepta que algo puede salir mal, acepta el miedo, y descubre que superada la angustia todo seguirá en su sitio. No es necesario superar el miedo, pero sí aceptarlo. Aunque tengamos experiencia, estar intranquilo nos puede servir precisamente para no perder la tensión.
- El ser humano no perdona la soberbia, pero sí la humildad y honestidad: si uno tiene miedo escénico y lo confiesa abiertamente ante el público, éste se relajará y es fácil que se divisen sonrisas entre los asistentes que sin duda romperán el hielo. Aunque otra corriente piensa que, puede que te haga sentir mejor, pero que el público perderá la fe en ti en lugar de prestarte atención. Por tanto, valorad si os conviene o no utilizar este consejo en función del público al que habléis.
- De adultos construimos prevenciones, timidez e inhibición, intenta recordar la naturalidad y la espontaneidad de tu infancia.
- Ríete tanto como puedas. Pasar la tarde anterior con un amigo, o ver una película graciosa por la noche puede ayudarnos. La risa relaja y aleja nuestra mente del nerviosismo.
- En lugar del viejo truco de imaginar a todos en ropa interior imagina que en cada asiento del auditorio se sentó un clon de tu persona favorita. Esta persona te quiere, te escucha y te da el visto bueno en todo lo que dices o haces. Esta persona se reirá en los momentos precisos, te animará y te aplaudirá al final de la actuación.
Por último, recojo un par de citas que pueden hacernos reflexionar:
“No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte…” Abraham Lincoln
“Puedes tener ideas brillantes, pero si no consigues transmitirlas, tus ideas no te llevarán a ninguna parte” Lee Iacocca
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