Emprendedores

Reflexionando sobre las experiencias más atractivas vividas durante la semana que estuvimos en San Francisco, y tratando de recordar alguna visita, reunión o evento que me haya causado una mayor impresión, me detengo inevitablemente en la charla que nos dio Pilar Manchón entorno a sus experiencias como emprendedora primero y como habitante de este, a veces, inhóspito ecosistema de la Inteligencia Artificial que puebla San Francisco y sus alrededores.

De todos los temas mencionados por Pilar me quedo en primer lugar con la experiencia que compartió con nosotros relativa a las peripecias que vivió para montar su empresa en Sevilla, incluyendo deslealtades de socios y destacando las dificultades que tuvo que superar por el simple hecho de atreverse a emprender en España en el campo de la Inteligencia Artificial.

Su narración fue el mejor ejemplo que pudimos oír para ilustrar lo que ya Alex Casterllarnau nos había contado 2 días antes de forma muy resumida, al responder la pregunta de nuestro compañero Albert en busca de consejos para crear nuestra propia “start-up” con 3 principios de manual:

  1. No te obstines
  2. Trabaja duro
  3. Busca tu modelo de negocio

Emprender es un verbo con muchos secretos para los españoles. Y sentir la seguridad, el convencimiento y la paciencia con la que Pilar nos narraba su experiencia me llamó poderosamente la atención, al tiempo que me animaba a soñar con otras metas.

Sin entrar en detalles del clarificador viaje panorámico que nos dio por las distintas tendencias y negocios que tienen su base en la inteligencia artificial, me llamó poderosamente la atención como combinaba el rigor con aclaraciones para facilitarnos comprender temas más técnicos con la sencillez de una persona cercana.

Pilar es, sin duda, una de las excepciones (escasas) a la teoría que Chantal Cox enunciaba unas horas antes de la charla con Pilar (durante la visita que hicimos a ebay), según la cual el principal defecto que tenemos los españoles (y que representa una importante desventaja competitiva frente a los norteamericanos) es lo mal que nos sabemos vender y el miedo que tenemos al fracaso.

Por encima de experiencias interesantísimas en algunas de las empresas tecnológicas más atractivas del momento, yo personalmente me quedo con la firmeza y determinación con la que Pilar sacó adelante su “start up” española que, con el paso de los años, fue comprada por Intel. Con el ejemplo que ello supone para sus compatriotas, cuyos mayores deseos laborales suelen estar más relacionados con adquirir la posición de funcionario o aspirar a trabajar permanente en una misma empresa (muchas veces sin motivación) para acaparar mayores beneficios sociales.

Justo una semana antes de escuchar las peripecias de Pilar durante su etapa de emprendedora, estuve hablando con un viejo amigo canadiense que, salvando las distancias, había seguido una carrera profesional inversa a la de Pilar. Su nombre es Mike y trabajé con él 2 años en Canadá. Tras más de 35 años trabajando como soldador y superintendente en construcciones industriales se había quedado sin trabajo hace 6 meses.

Me pareció apasionante como me explicó que, con 55 años, había decidido montar una pequeña empresa con su hermano. Después de una serie de estudios de mercado llevados a cabo por ellos mismos habían identificado un problema no resuelto en una zona bastante extensa de la costa este. En un país donde la normativa federal obliga a instalar durante el periodo invernal unos neumáticos especiales, existe un importante segmento de población que, por comodidad, prefiere que sean otros los que efectúen dicho cambio de neumáticos (2 veces al año). Este segmento había sido ya “atacado” por varias empresas que ofrecían este servicio en distintos emplazamientos.

Lo que Mike y su hermano vieron es que, dentro de ese segmento, había un nicho de personas, que buscan (y aparentemente están dispuestos a pagar) un plus de comodidad, pues no deseaban moverse de casa para efectuar el cambio de neumáticos en sus coches.

En definitiva, Mike y su hermano capitalizaron las mensualidades futuras de su seguro de desempleo que la regulación canadiense les permitió para alquilar una caravana y acondicionarla con las herramientas y útiles requeridos para realizar los cambios de neumáticos a domicilio.

Esta es una de las fotos que me envió estando yo en San Francisco. Y teníais que haberle oído hablar de estrategia operativa, clientes, propuesta de valor y otros muchos conceptos que ya quisiéramos muchos tener asimilados de forma semejante cuando acabemos nuestro MBA.

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Aunque Mike es canadiense y los canadienses tienen (y tratan de crear continuamente otras) muchas cosas en las que se diferencian de los estadounidenses, comparten con ellos esta agilidad, decisión y falta de miedo a equivocarse y tener que empezar que se requiere para emprender (incluso en modestos negocios de cambios de neumáticos a domicilio en una zona de la provincia de Nova Scotia).

Como veis, el caso de Mike no es el de un emprendedor en busca de “moon shots”, sino el de un hombre (de los más honestos y trabajadores que he conocido) que, buscando la forma de salir adelante, prefiere probar suerte emprendiendo en lugar de disfrutar de su seguro de desempleo mientras llegan oportunidades. Detectó un problema que, a su juicio, no resolvía el mercado y, con 55 años, alquiló una caravana y ha montado su “start-up”. ¡Ojalá le vaya bien!

Paseando por San Francisco, vi a otros emprendedores (de los que suelen pasar desapercibidos) ofreciendo propuestas de valor a base de ideas imaginativas y más o menos innovadoras.

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Este emprendedor, por ejemplo, “plantaba” su furgoneta los fines de semana junto al “Pier 39” ofreciendo ocio a base de baloncesto.

Tanto mi amigo Mike como este señor del baloncesto llevan un gen emprendedor en la sangre. Y como ellos gran parte de los norteamericanos; algunos de los cuales, cargados con más talento, constancia y algo de suerte confluyen entorno a San Francisco para lanzar otras “start-ups” más ambiciosas.

Esto es con lo que me quedo. Por encima de nombres de empresas con relevancia internacional me apasionan las personas que creen en ellas, que se dejan la piel en desarrollar sus ideas y que no tienen miedo a caerse por el camino. Me quedo en definitiva con la cultura del esfuerzo y del emprendimiento, de la que tanto tenemos que aprender en España.

Y aunque por encima de todo, como no, destaco el ejemplo de coherencia y sabiduría que nos dio Pilar Manchón aquel jueves por la tarde; no puedo olvidarme de los pequeños emprendedores, de los que muy pocos hablan en San Francisco. Emprendedores como Mike y el señor de la caravana del baloncesto.

Probablemente la propuesta de valor de estos empresarios de las caravanas resulte menos atractiva que la que ofrecen Lyft, Snapchat o Tesla, pero creo que con tesón pueden llegar a ser también sostenibles en el tiempo.

Hablando de sostenibilidad, no me resisto a concluir este post sin compartir unos datos que aparecen en el suplemento dominical “Innovadores”, del diario El Mundo en su edición del 16 de Abril de 2017 y que, en referencia a la empresa Tesla, titula en uno de sus párrafos: “El nuevo éxito empresarial es perder dinero durante 14 años”.

A raíz de la publicación en días pasados de que Tesla ha superado a General Motors en capitalización bursátil, convirtiéndose en la empresa automovilística norteamericana con mayor valor en bolsa (50.950 MM $ a fecha 10 de Abril de 2017), este diario publicaba, por un lado, que mientras que General Motors vende más de 10 MM de coches al año, Tesla no pasa de 80,000 unidades y por otro que Tesla experimentó unas pérdidas en 2016 de 770 MM $, mientras que General Motors lograba, en el mismo ejercicio, ganar nada menos que 4.600 MM $.

Y es que, en 14 años de historia, Tesla no ha ganado un solo céntimo jamás.

En eso también son distintos los norteamericanos (al menos los de “Silicon Valley”) pues si cualquier persona hubiera gestionado un negocio en España con números rojos durante 14 años consecutivos, hablaríamos sin dudarlo de un fracaso empresarial mayúsculo.

Con Elon Musk sucede lo contrario: a mayores pérdidas, más se le considera un visionario y más dinero se le regala para que siga, un año más, sumando números rojos a la cuenta de resultados de Tesla.


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