Donde el software es tendencia

Con la boca abierta. Así me quedé la noche que entramos al garito donde se celebraba la pasada semana el SF NewTech en San Francisco. Confieso que es de las cosas que más me ha impresionado, ver cómo nos llevan algunos años de ventaja en eso de aprovechar un momento que “parece de ocio” para “hacer negocio”.

Arranca calentando con un networking entre cerveza y cerveza, y al cabo de un rato comienza el espectáculo. En lugar de escuchar a unos monologistas tratando de hacerte reir, que es lo que esperas a tenor del entorno elegido, salen a escena emprendedores tratando de que conozcas su proyecto. Te explican, en 5 minutos, en qué consiste, el problema que solucionan, cuál es su modelo de negocio, la escalabilidad, etc. Algunos de ellos aún son estudiantes en Berkeley o Standford (u otra universidad), otros no tan jóvenes, pero en todos los casos lo admirable es que se presentan allí con un prototipo bastante decente de su aplicación a defenderla ante un público bastante crítico que, durante otros 5 minutos más,  no tiene miramientos en hacer preguntas directas y al grano, y que para colmo, escriben twitts durante la sesión en la que comentan lo que quieran sobre ese ponente. Estos twitts aparecen en una pantalla gigante por detrás del ponente mientras está contestando a las preguntas del público. Realmente se enfrentan a un público preparado que les da un buen feedback de su idea. Y de paso pueden encontrar a un VC (Venture Capital) interesado y dispuesto a financiarla. Qué tíos tan listos ¿no?

En esa zona tan especial del mundo, entre San Francisco y Silicon Valley, se incuban muchos de las que después serán las grandes empresas que hacen la industria. En concreto, y aunque también hay proyectos de biotecnología, renovables, etc. sin duda es la cuna de la industria del software. Y aquí tengo que hacer una mención especial a los emprendedores españoles que se hayan dedicado al desarrollo de software, y ahora quieran poner en marcha su negocio, que han breado con una sociedad que no valora el esfuerzo necesario para que las cosas sean lo que son y que considera al programador un ser casi inferior. 180º de diferencia con la sociedad estadounidense, donde un programador joven con talento puede incorporarse al mercado laboral con un salario de ~60k $. Además de considerarse la estrella del equipo. Bien es cierto que hay muchos y es más difícil destacar pero al menos incitan a la gente a seguir ese camino.

Cuando digo desarrollo de software hablo de la experiencia suficiente como para crear una solucion basada en una arquitectura estable, escalable, bien documentada, capaz de ser mantenida por otros en el futuro sin grandes complicaciones, con un estandar de calidad mínimo y con ideas innovadoras si el reto lo requiere. Por eso mi doble admiración con los emprendedores españoles dispuestos a probarse en Silicon Valley junto a los grandes, que de cuna ya estaban más predestinados que otros a trazar ese camino. Un olé por ellos y toda la suerte del mundo para llevar sus sueños a la realidad.


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