La crisis y el Departmento de Control de Gestión

Cuando nos acostumbramos al diario desenvolvimiento en economías estables (como en países desarrollados), nos encontramos desarrollándonos según el ciclo de vida pudiendo prolongar alguna etapa según nuestros esfuerzos y motivaciones.

Las crisis, en las que algunos países están acostumbrados a subsistir y otros han experimentado por primera vez en muchos años  (los estados unidos y Europa), han generados individuos con agilidades y creatividad hacia la innovación. Estos son los que sobreviven y no se han solo quedado recordando los años de las vacas gordas o soñando que lleguen.

En esos momentos de crisis, la empresa debe fortalecer las funciones del departamento de Control de Gestión, cuyas principales cito:

  1. Función de planificación (al ser el responsable de coordinar la preparación del presupuesto anual y sus correspondientes revisiones y de establecer la propuesta de objetivos por áreas o departamentos que sea coherente con el presupuesto de la compañía).
  2. Función de control (del seguimiento presupuestario).
  3. Función de información: (proveyendo información a todos los niveles de dirección con una visión objetiva y global, para facilitar la toma de decisiones).

 

Pero para ir más allá que un buen funcionamiento, debemos actuar proactivamente. Debemos anticiparnos a los tiempos, y no solo a los malos (las crisis) sino a todo lo que sea negativo (estancamiento). Visualizar el peor de los escenarios y el mejor, relacionado a nuestra visión, nos debería mantener vivos en un mundo de galopantes cambios.

La crisis nos afecta en todos los niveles. Para muchas empresas, en la práctica, constituye una dura prueba y a veces la quiebra, sobre todo si la crisis es prolongada. El principal efecto de una recesión es una contracción de la demanda. Nuestro objetivo será prever lo que pudiera pasar, asegurando la estabilidad de nuestras empresas, creando mecanismos donde tratemos de mantener el pedazo de torta de mercado o hacerlo crecer, mientras la torta se reduce drásticamente.

Salir de nuestra zona de confort, sea por crisis en el entorno o por convicción propia, crea un crecimiento exponencial mas allá que logros obtenidos en los tiempos de bonanza.


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